Thursday, April 12, 2007

LOS CORTES AL TRANSPORTE

Por
Martin Simonetta (1)
Gustavo D. Lazzari (2)
Adolfo Cristian Farizano (3)
Imagen: Martín C. J. Simonetta. Imagen: Gustavo D. Lazzari
El cuerpo social tiene muchos sistemas y subsistemas que le permiten la vida. El sistema circulatorio transporta personas y cosas dentro de las ciudades, entre ciudades, entre países, dentro de un continente, entre continentes, usando medios terrestres, acuáticos y aéreos. Cuando se produce un corte en el sistema circulatorio, estamos frente a una enfermedad social cada vez más frecuente en nuestro tiempo con consecuencias fundamentalmente económicas y para la salud: son algo así como micro infartos sociales. Se producen fundamentalmente en las principales arterias o en el corazón de las ciudades más pobladas.
Cortes naturales y azarosos
El corte del sistema circulatorio de personas y cosas, puede producirse por causas naturales o humanas. Las naturales pueden provenir de inundaciones, terremotos, tsunamis, huracanes, tornados y tantos otros meteoros muy destructivos, contra las que poco o nada podemos hacer, dada la magnitud de las fuerzas desatadas de la naturaleza.
Otros se producen por fallas de material o errores humanos y son posibles de disminuir mediante acciones preventivas diversas. Nos referimos a por ejemplo choques, vuelcos, incendios desperfectos mecánicos, que acontecen a diario en todas las ciudades del mundo, en medio de calles, avenidas o autopistas atestadas de tránsito, especialmente en horas pico. Ambas responden al azar.
Cortes producidos por la actividad humana
Pero hay una tercera generación de esta suerte de micro infartos, que se deben a la acción deliberada de los seres humanos, que cortan el sistema circulatorio con precisión quirúrgica y provocan daños de todo tipo al cada vez más sensible cuerpo social, habida cuenta de la creciente superpoblación del planeta. Hay quienes producen esos cortes para protestar por causas que consideran importantes y apelan a este recurso, como una forma de llamar la atención y hacerse visibles para las autoridades.
Esos infartos obligan a que la circulación deba salir de las arterias, se encauce por vasos capilares menores, creando stress, rabia, impotencia, pérdidas enormes de tiempo, médicos que no llegan a una urgencia, madres que no llegan a tiempo a buscar a sus pequeños, aumento del tiempo de viaje a personas que con sacrificio van a su trabajo desde zonas alejadas, muertes en las colas, ambulancias que no llegan al paciente grave o con el paciente grave, mayor contaminación ambiental, consumo inútil de combustible, contribución al Efecto Invernadero de origen antropogénico, etcétera.
Efectos no deseados
Según el IPCC (Panel Intergubernamental para el cambio Climático), ya nadie puede dudar de que los automóviles son protagonistas del aumento de la temperatura terrestre por las emisiones de Anhídrido Carbónico (CO2) y de la Contaminación del Aire por la emisión especialmente de Monóxido de carbono (CO). Según el diario francés Libération solamente los embotellamientos en las ciudades de Estados Unidos, provocan el consumo de 8.700 millones de litros extra de combustible y la emisión de 20 millones de toneladas adicionales de carbono a la atmósfera. Hoy en día el transporte no sólo es el principal consumidor de energía del planeta, sino que también es el responsable de entre el 22 y el 25% de las emisiones de C02 a la atmósfera.
Pero estos son los datos de EE.UU. pero, y en el resto de las ciudades del mundo, ¿Cuánto es el consumo es más y cuánta es la emisión en más por acción deliberada de los seres humanos?, ¿No han firmado la mayoría de las naciones y ratificado el Protocolo de Kyoto, que se encuentra vigente desde febrero de 2005?, ¿quien paga el costo de los incontables micro infartos diarios por decisión de las personas, mantenidos a través de largo tiempo?.
Momento de reflexión
¿No seria el momento de pensar como hacer para evitar que la gente deba llegar al extremo de tener que cortar el tránsito para ser escuchada en sus legítimos reclamos?. Se evitarían así efectos no deseados tales como entorpecer aún más el Transporte, que se halla altamente congestionado en todo el planeta, incrementar la Contaminación del Aire en las ciudades, consumir inútilmente el combustible costoso y escaso y afectar a millones de personas. Es para pensarlo ¿no?.
(1) Martin C. de J. Simonetta – Licenciado en Relaciones Internacionales – Master en Política Económica Internacional - Director Ejecutivo de la Fundación Atlas de Argentina.
(2) Gustavo D. Lazzari – Licenciado en Economía –Director de Políticas Públicas de la Fundación Atlas de Argentina.
(3) Adolfo Cristian Farizano – Experto e Investigador Asociado de la Fundación Atlas de Argentina.



Publicado en:



Fundación Atlas 1853 - Buenos Aires - Argentina.



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