Thursday, October 09, 2008

Entre Smith y Keynes

Por Mariano Grondona*
Buenos Aires, miércoles 8 de octubre de 2008
"Pese a su natural egoísmo y rapacidad, el rico divide involuntariamente con el pobre el producto de todos sus artificios. Está manejado por una mano invisible para hacer casi la misma distribución de las necesidades de la vida que hubiera hecho una persona equitativa". Así enunció el escocés Adam Smith, en su Teoría de los sentimientos morales, el famoso principio según el cual, si se deja obrar a los hombres según su natural egoísmo, lo que resulta es el bien de la sociedad. Como era deísta, Smith creía en una Providencia que nos armoniza por encima de nosotros mismos. Esta creencia fue, a partir de Smith, el fundamento de la fe liberal en el dinamismo del mercado.
Al amparo de esta fe en la mano invisible del mercado, Europa, los Estados Unidos y la propia Argentina crecieron extraordinariamente hasta que la crisis mundial de los años treinta los paró en seco. Esta vez le correspondió a un inglés, John Maynard Keynes, advertir que en determinadas situaciones, aun cuando los individuos actúen de una manera racional, pueden producir entre todos, involuntariamente, una catástrofe. Es decir que la "mano invisible" de Smith, en lugar de ser beneficiosa, puede resultar en ocasiones extremadamente perjudicial.
Demos un ejemplo. En medio de una gran crisis como la que hoy angustia al mundo, ¿qué otra conducta podría ser más racional desde el punto de vista individual que bajar el gasto y aumentar el ahorro? Ahora veo que una serie de economistas bien intencionados nos están aconsejando precisamente esto a través de los medios. ¿Pero qué pasaría si todos siguieran su consejo? Que, como lo verificó Keynes en los años treinta, darían inicio a una monumental recesión en cuyas aguas se ahogarían hasta sus propios consejeros.
La historia muestra, pues, que no hay una sino dos manos invisibles. En tiempos que consideraríamos normales, cuenta la mano invisible que describió Smith. Pero en tiempos de crisis cuenta la otra mano, la mano de Keynes. Por eso en estos días predomina en vez del mercado el Estado, que está gastando ingentes recursos para prevenir la recesión. Keynes suponía que, pasada la crisis, el Estado cedería otra vez su lugar al mercado. Quizá no previó que, una vez que se enciende su gusto por el poder, el Estado no se retira fácilmente de la escena y da lugar, en vez de la recesión, a la inflación. Es que tanto el mercado como el Estado son, después de todo, humanos y, como tales, imperfectos, siendo nuestro destino oscilar del liberalismo al estatismo y viceversa, según pasan los años.
* Mariano Grondona. Periodista desde hace más de cuarenta años, es conductor del programa televisivo Hora Clave desde 1989 y columnistas de temas políticos en el diario LA NACION.
Es abogado y realizó estudios de sociología en la Universidad de Madrid y de Ciencia Política en el Instituto de Estudios Políticos de la misma ciudad española.
Profesor adjunto de Derecho Político en la UBA hasta 1987 y titular de Teoría del Estado entre ese año y 1999, fue académico y profesor visitante e investigador asociado en la Universidad de Harvard, y enseña actualmente en la Universidad Cema.
Además, es autor de varios libros, entre ellos Los pensadores de la Libertad, Bajo el imperio de las ideas morales, La Corrupción, La Argentina como vocación, y Las condiciones culturales del desarrollo económico.
Publicado por LA NACION.
Nota: al igual que los artículos de Martín Krause y Andrés Oppenheimer, este también pareciera estar fuera de la temática de TransEnerCliMa pero no es así. Reitero que este Centro de Investigación Independiente busca arribar a un diagnóstico propio en lo relativo al impacto ambiental del sistema de vida de la humanidad y a la generación de políticas, estrategias y tácticas que mejor se adapten a la solución del problema según el diagnóstico obtenido. Busca poner su granito de arena para contribuir a solucionar o minimizar los efectos no deseados de la acción humana sobre la naturaleza, para que su avance en pos de un desarrollo necesario, también sea sustentable y lo menos dañino posible para la salud del Planeta. Para poner en marcha las monumentales obras de todo tipo en el mundo encaminadas a lograr este objetivo, se necesita una fabulosa masa de dinero a nivel global. Pero si el sistema financiero internacional es endeble y colapsa a cada rato, toda política y estrategia se derrumba o se torna inviable. Por ello, me pareció pertinente publicar en este sitio esta explicación tan clara del colapso que estamos presenciando, que ya se produjo en el pasado, con la esperanza de que no se repita en el futuro.
La Economía no es el fuerte d
e TransEnerCliMa pero, en síntesis, los extremos estarían entonces según el análisis de Mariano Grondona, en Smith y Keynes. La función del Estadista consistiría pues, en ser poseedor del difícil arte de saber colocarse en forma acertada y tiempo oportuno, más cerca de uno u otro de los extremos mencionados para capear el temporal en tiempos de “crisis” como dijo Mariano Grondona, o de “vacas flacas”, como apuntó Andrés Oppenheimer. Se transcriben estos artículos en este sitio, porque creo que todo esto habría que explicárselo a todos, en especial a los chicos, como señaló Martín Krause.

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